Prometeo
Para otros usos de
este término, véase Prometeo
(desambiguación).
Óleo en lienzo de Heinrich Friedrich
Füger: Prometeo lleva el fuego a la humanidad (Prometheus
bringt der Menschheit das Feuer, ca. 1817).
En la mitología griega, Prometeo (en griego antiguo Προμηθεύς, ‘previsión’,
‘prospección’) es el Titán amigo
de los mortales, honrado principalmente por robar el fuego de los dioses en el
tallo de una cañaheja, darlo
a los hombres para su uso y posteriormente ser castigado por Zeus por
este motivo.
Como introductor del fuego e
inventor del sacrificio, Prometeo es
considerado el Titán protector de la civilización humana.
En Atenas, se había dedicado
un altar a Prometeo en la Academia de Platón.1 Desde allí partía una carrera de
antorchas celebrada en su honor por la ciudad, en la que ganaba el primero que
alcanzaba la meta con la antorcha encendida.
Prometeo era hijo de Jápeto y la oceánide Asia o
de la también oceánide Clímene. Era
hermano de Atlas, Epimeteo y Menecio,
a los que superaba en astucia y engaños. No tenía miedo alguno a los dioses, y
ridiculizó a Zeus y a su poca perspicacia. Sin
embargo, Esquilo afirmaba en su Prometeo encadenado que
era hijo de Gea o Temis. Según
una versión minoritaria, el gigante Eurimedonte violó
a Hera cuando esta era una niña y engendró
a Prometeo, lo que causó la furia de Zeus.
Óleo en lienzo de José de Ribera:Prometeo, ca. 1630.
Prometeo fue un gran benefactor de la humanidad. Urdió
un primer engaño contra Zeus al realizar el sacrificio de un gran buey que
dividió a continuación en dos partes: en una de ellas puso la piel, la carne y
las vísceras, que ocultó en el vientre del buey y en la otra puso los huesos
pero los cubrió de apetitosa grasa. Dejó entonces elegir a Zeus la parte que
comerían los dioses. Zeus eligió la capa de grasa y se llenó de cólera cuando
vio que en realidad había escogido los huesos. Desde entonces los hombres
queman en los sacrificios los huesos para ofrecerlos a los dioses,y comen la
carne.
Indignado por este engaño, Zeus privó a los hombres
del fuego. Prometeo decidió robarlo, así que subió al monte Olimpo y
lo cogió del carro de Helios o de la forja
de Hefesto, y lo consiguió devolver a los hombres
en el tallo de una cañaheja, que
arde lentamente y resulta muy apropiado para este fin. De esta forma la
humanidad pudo calentarse.
En otras versiones (notablemente, el Protágoras de Platón), Prometeo robaba las artes de Hefesto
y Atenea, se llevaba también el fuego porque sin
él no servían para nada, y proporcionaba de esta forma al hombre los medios con
los que ganarse la vida.2
Para vengarse por esta segunda ofensa, Zeus ordenó a Hefesto que hiciese una mujer de arcilla
llamada Pandora. Zeus le infundió vida y la envió por
medio de Hermes al hermano de Prometeo: Epimeteo, en cuya casa se encontraba la jarra que contenía todas las desgracias
(plagas, dolor, pobreza, crimen, etcétera) con las que Zeus quería castigar a
la humanidad. Epimeteo se casó con ella para aplacar la ira de Zeus por haberla
rechazado una primera vez a causa de las advertencias de su hermano para que no
aceptase ningún regalo de los dioses y quien en castigo sería encadenado. Pandora
terminaría abriendo el ánfora, tal y como Zeus
había previsto.
Óleo en lienzo de Dirck van Baburen:Prometeo encadenado por Vulcano (Prometheus
door Vulcanus geketend, 1623). Museo Nacionalde Ámsterdam.
Tras vengarse así de la humanidad, Zeus se vengó
también de Prometeo e hizo que lo llevaran al Cáucaso, donde fue encadenado por Hefesto con la ayuda de Bía y Cratos. Zeus envió un águila (hija
de los monstruos Tifón y Equidna)
para que se comiera elhígado de Prometeo.
Siendo éste inmortal, su hígado volvía a crecerle cada noche, y el águila
volvía a comérselo cada día. Este castigo había de durar para siempre, pero, Heracles pasó por el lugar de cautiverio
de Prometeo de camino al jardín de lasHespérides y lo liberó disparando una
flecha al águila. Esta vez no le importó a Zeus que Prometeo evitase de nuevo
su castigo, ya que este acto de liberación y misericordia ayudaba a la
glorificación del mito de Heracles, quien era hijo de Zeus. Prometeo fue así liberado,
aunque debía llevar con él un anillo unido a un trozo de la roca a la que fue
encadenado.
Agradecido, Prometeo reveló a Heracles el modo de
obtener las manzanas doradas de las Hespérides.
Sin embargo, en otra versión Prometeo fue liberado por
Hefesto tras revelar a Zeus el destino de que si tenía un hijo con la nereidaTetis, este hijo llegaría a ser más poderoso
que su padre, quien quiera que éste fuera. Por ello Zeus evitó tener a Tetis
como consorte y el hijo que tuvo ésta con Peleo fue Aquiles quien, tal y como decía la
profecía, llegó a ser más poderoso que su padre.
La Biblioteca mitológica recoge
una versión según la cual Prometeo fue el creador de los hombres, modelándolos
con barro.3Prometeo se ofreció ante Zeus para
cambiar su mortalidad por la inmortalidad de Quirón cuando éste fue herido
accidentalmente por Heracles, lo que le produjo una herida incurable.4
En la mitografía, Prometeo puede ser clasificado entre
los dioses tramposos, como es en la mitología nórdica Loki,
quien análogamente es un gigante más
que un dios, está asociado con el fuego y es castigado a ser encadenado a una
roca y atormentado por un águila.
Cuenta la mitología griega que Prometeo, osado Titán al
que gustaba provocar la ira deZeus, llevó a éste a tal punto de cólera
que terminó por quitar el fuego a los hombres. Esperaba así castigar
indirectamente a Prometeo, el cual se consideraba benefactor de la
humanidad.
Pero Prometeo, al que gustaba presumir de astuto, entró
sigilosamente en el Olimpo, robó tan preciado tesoro del carro del dios
Sol y, sin perder tiempo alguno, lo devolvió a los desamparados
mortales.
Zeus, convencido de que debía castigar tanta burla, mandó llamar a Hefesto y
le ordenó que creara una mujer hecha de arcilla. Una vez que estuvo terminada,
le dió vida y la envió con Hermes, dios de los viajeros, ante Epimeteo,
hermano de Prometeo. Esta mujer, llamada Pandora, y llevaba con ella una caja
llena de terribles males que jamás debía de ser abierta. Prometeo intentó
en vano que su hermano se alejara de cualquier cosa que proviniera de los
dioses, pero Epimeteo se había enamorado perdidamente y quiso
desposarla.
Pandora, que había sido creada con virtudes y también con grandes defectos, abrió
la caja prohibida y los males se extendieron por el mundo. Ya Zeus había
conseguido vengarse de los hombres.
En cuanto a Prometeo, lo mandó Zeus capturar
para ser encadenado por Hefesto, dios del fuego y de los metales
forjados, a un alta montaña donde, cada jornada, un águilahambrienta
le devoraría el hígado. Como era inmortal, el órgano le crecía de nuevo, así
que cada noche volvía tan cruel depredador a comérselo, con lo cual el
sufrimiento era inimaginable y eterno.

He aquí que Heracles, que pasaba por
allí rumbo al Jardín de las Hespérides, lo liberó
derribando al águila con una poderosa flecha. Esta vez a Zeus le
pudo más el orgullo por la hazaña de su hijo Heracles que el
rencor que anidaba en su pecho, así que no persiguió más a Prometeo.
Eso sí, le obligó a llevar, durante toda la eternidad, un anillo en el que
se erigía un trozo de la roca a la que tan terriblemente estuvo encadenado.
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